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viernes, 13 de noviembre de 2009

PINOLERE: RENOVACIÓN GENERACIONAL EN CESTERÍA

















Queridos lectores :

Hoy quiero traer a nuestras conciencias y a la memoria una labor ya olvidada: la de hacer cestos.

Las labores del campo y la vida rural en los tiempos en que yo era pequeña, requerían el uso de cestas para casi todas las tareas que había que realizar.

Cestos grandes para almacenar y transportar productos de la cosecha, cestos pequeños, como la cesta de mano para la siembra de la papa, cestos para la vendimia, para la recogida de la fruta, para llevar el almuerzo con su tapa y todo, para llevar la ropa a lavar al barranco o al lavadero, la cestita chica para la recogida de los huevos de las gallinas , la cesta de la costura, etc.

Yo recuerdo que en La Gomera, en cada familia había siempre algún miembro habilidoso y experto en esta tarea de hacer cestos. En mi casa era mi abuelo y me parece verlo cómo preparaba todo el ceremonial de hacer el cesto.

Primero, iba a las palmeras que estaban por los alrededores y seleccionaba aquellas hojas que le sirvieran para tal fin, y las cortaba. Las traía al patio, se sentaba en una banqueta y con su cuchillo, que llevaba siempre a la cintura, comenzaba a "ripiar" el pírguan, es decir a quitarle todas las hojas. Cuando ya tenía el pírguan liso, lo "lasquiaba", es decir_ lo abria con el cuchillo y sacaba del palo como tres o cuatro lascas o cintas.

Cuando ya veía que tenía suficiente, comenzaba a hacer el cesto. Siempre empezando por el fondo. Yo me entretenía en observarle minusiosamente y es una experiencia que no se me ha olvidado.

Por eso en estos días atrás, cuando me pasaron información desde la Fundación Mapfre-Guanarteme sobre un curso de cestería, no me lo he querido perder y solicité inscribirme.

El curso lo ofreció a Mapfre la A.C.PINOLERE de los Altos de la Orotava que es una entidad cultural dedicada a rescatar todas las labores tradicionales que se están ya perdiendo por el desuso de las tareas del campo.

La idea es enseñar la técnica de la cestería a la gente joven para que haya un verdadero relevo generacional, ya que los pocos artesanos que quedan de esta labor, están ya muy mayores.

En Tenerife hubieron expertos cesteros que tuvieron un buen medio de vivir con este oficio cuando había demanda. pero ya se ha reducido la producción exclusivamente para objetos de museo. Aunque se está viendo la posibilidad de darle otros usos más modernos, como papeleras, revisteros, marcos de cuadros o de espejos,etc , Con lo cual no sería mala idea la de revitalizar el oficio echándole imaginación para resolver muchas situaciones dificiles en esta época de crisis. Siempre se ha dicho que no hay nada como la necesidad para agudizar el ingenio.

Me ha sorprendido que las personas que estamos en el curso, además de las jubiladas ociosas y curiosas como yo, sean tambien chicos y chicas jóvenes, universitarios con sus estudios ya realizados, pero al mismo tiempo, gente muy interesada por este oficio, que seguramente serán los que tomen el testigo de estos artesanos, como por ejemplo el señor Donato, su hija Yaiza (teórica del proyecto) y unos pocos más de cesteros y cesteras que quedan por el valle.

Es muy interesante la labor que desarrollan en este colectivo de PINOLERE, y les invito a visitar su página web para que todo mundo conozca los proyectos que llevan a cabo, no sólo con ayuda institucional sino subvencionando con sus propios medios. Pueden encontrar más información en:

http://www.pinolere.org/

http://rinconcitocanario.com/SantaCruz/cesteria/cesteria.htm

1 comentario:

Ligia dijo...

¡Qué bien, Mari Carmen! Es muy interesante mantener las tradiciones y me parece bien que haya muchos jóvenes apuntados al curso. Tú estás metida en todo...
eso es lo bueno. Abrazos